La música en la etapa de Secundaria es mucho más que una simple asignatura; es una herramienta fundamental para el desarrollo integral de los adolescentes. En un periodo de grandes cambios emocionales y sociales, la educación musical ofrece un canal único para la expresión y la gestión de las emociones. A través de la interpretación, la composición o incluso la escucha activa, los jóvenes aprenden a conectar con sus sentimientos y a comunicarlos de una manera constructiva. Además, la práctica musical, ya sea individual o en grupo, fomenta valores esenciales como la disciplina, la constancia, la paciencia y el trabajo en equipo, fortaleciendo la autoconfianza y el respeto por los demás.
Más allá del desarrollo personal, la música tiene un impacto directo en el ámbito cognitivo. Numerosos estudios demuestran que el aprendizaje musical mejora la capacidad de concentración, la memoria y el razonamiento abstracto, habilidades que son transferibles a otras áreas académicas como las matemáticas o las lenguas. Al analizar una partitura o entender la estructura de una canción, los estudiantes desarrollan el pensamiento lógico y la creatividad. En definitiva, la música en Secundaria no solo enriquece la sensibilidad y la cultura de los alumnos, sino que también estimula su cerebro y les proporciona valiosas herramientas para su futuro personal y académico.
Profesora: Cristina Fernandez Moreno
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